Payasa délfica

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El enigma de la incertidumbre

Monday, July 26, 2010

Mujeres y nombres - y viceversa - (La importancia de NO llamarse Ernesta)

A riesgo de perder alguno de los (fieles, je!) lectores del blog (que diría se pueden contar con los dedos de la mano de Gollum) me veo en la necesidad de mostrar la importancia de los nombres propios, y su decisiva implicación como vínculo letal en la personalidad del sujet@ portador.

Tengo fijación con ciertos nombres femeninos. Me apasionan. Y esa pasión tiene una explicación/demostración empírica.

Mis nombres fetiche tienen un triple origen:

- Nombres eslavos. Desprenden elegancia, morbo y misterio.
Desde Rusia con amor (Irina, Ekaterina, Svetlana - Sveta -, Dasha, Oksana Y Vanda) Desde Serbia con nostalgia (Jelena, Dusica, Vesna, Jasna, Sanja y Vanja).

- Nombres vascos. Al margen del físico de las vascas (digamos que no son el Top 5 de la belleza nacional), me ponen. Iratxe, Eider, Edurne, Jasone, Eztizen y Leire.

- Nombres que invitan al contacto: Beatriz, Alicia, (H)Elena, Elba, Rebeca, Adriana, Mónica, Celia, Lucía, Soledad y Marta. No olvidemos a la macedonia Berenice y a la ninfa Liriope.

Hay nombres, por contra, asociados a la mediocridad: Leonor, Adela, Dolores, Mercedes, Mari Cruz, Teresa, Caridad, Begoña, Sara, Puri/ficación, Samantha, Jennifer y Vanessa (estos 3 últimos, por cierto, asociados a una promiscuidad feroz). Me dejo los nombres reservados a las empleadas de hogar, y que solo ellas deberían tener el honor de llevar (Pepi/ta, Paqui/ta, Encarna/ita y Juana/ita). Son nombres que indefectiblemente llevan a una vida tediosa. A una monotonía radiante que alumbra a nuestras intrépidas Paquitas.

Llamarse Puri (y demás nombre descritos) es una condena. Una Puri de la vida se casa joven, no destaca en nada en particular y en sus vacaciones trabaja más (escuadrón de frustradas amas de casa) que durante su período laboral. No tiene inquietudes culturales relevantes, y si viaja lo hace a menos de 3000 kilómetros de su casa y siempre en viajes organizados. Es una amante del orden.

Una Adela cualquiera nunca hará un comentario chispeante. Jamás haría puenting o parapente. Su hazaña más locuela es plantearse si ver una película en versión original (subtitulada, claro). A Adela le encantan Los Puentes de Madison, y abominaría Sospechosos habituales, o El puente sobre el río Kwai.

Son grises. Ni suman ni restan. Mentalmente débiles y poco agraciadas. En realidad, lo que me solivianta de las Pepitas, Dolores, Mari Cruces y Samanthas es que me aburren. Ni en un universo nocturno JotaBediense alguien inquieto aguantaría más de 15 minutos de charla con ninguna de ellas.


En el otro extremo, Beatriz y Cía. He de reconocer que este grupo tiene mucho ganado con sus nombres, y no les hace falta mucho más para interesarme (Sí, soy habitante de Frivolizalandia en materia de nombres).
Una Soledad pecosilla, menuda y de nariz respingona es mi ideal de virtud.
Una Beatriz de sonrisa pícara y notables altibajos emocionales tiene un encanto infinito (esas geniecillas incapaces de canalizar de manera racional su energía).
De esas que nunca sabes por donde te van a salir, que te sorprenden constantemente. Que no sabes si va o viene, si la quieres o la odias.

Lo que me encandila de Lucías, Adrianas y Rebecas (y demás nombres citados) es su carácter. Contradictorias, apasionantes, sagaces y divertidas.

En fin, estimad@s:

Mi mujer ideal sería una Eztizen, una Vanja, una Helena, una Marta o una Elba.
Y jamás, jamás, jamás me veré involucrado en una relación de cierta intensidad con Vannesa, Mercedes, Caridad o Paquita.

De los apellidos ya hablamos, que tambien tienen telita.

(Poned una Elena en vuestra vida - A Jelena os la pongo yo -, y fuera Saritas).

8 comments:

Samuel Pérez Sola said...

joder, ¡en lo de Puri has dado en el clavo! En cuanto al de Vanesa, existe una variación que incita aún más a la promiscuidad: me refiero al de vanexxa, y para prueba un botón: http://www.youtube.com/watch?v=jYRGomkDY5w
el video no tiene desperdicio (cuidao, te puedes poner palote...)

Una said...

Sí, coincido contigo en que determinados nombres presagian una vida burda y desmerecida, responden a la teoria de la profecia autoincumplida pero... ¿No suena "Pablo" a chico retraído con problemas antisociales y aquejado por síntomas de pesimismo desmesurado? ¿A que tú... no eres así?

Njegoseva said...

Vanexxa se acerca al concepto de "lo peor", Samuelson. Anyway, al menos tienes claro lo de Puri.

Mmmm, a mi Pablo me suena a chico intrépido y poco conformista, a encanto y a contradicción, Miss Rotger. Eso sí, no puedo negar que esto no es más que una teoría frívola de las que me ponen.

...por cierto, Aina me gusta. Va en el grupo de las Beatrices.

Una said...

Me gusta que te guste.

Coppenrath said...

Eres y serás un grande, pero no te confundas con los nombres y recuerda que toda generalización acarrea injusticias...seguro que hay alguna Paqui que te haya molado,pero he de decir que un nombre con gancho atrae más...es cierto.

We keep in touch

Alex said...

una curiosa reflexion, muy divertida y muy bien escrita. enhorabuena por la forma y el fondo de los temas, apuntame que no sera la ultima vez que visite este blog

Estela said...

Muy muy bueno, me ha encantado. Aunque mi nombre no figura en ninguna parte

MariPuri said...

Veo que no has conocido el encanto de la vulgaridad de según que nombres nos dices... Te sorprendería lo que puedes encontrar detrás de un aparentemente insulso nombre como Mari y todos sus derivados.
Cuúdate estrella.