Payasa délfica

Payasa délfica
El enigma de la incertidumbre

Thursday, December 23, 2010

Funcionarios

Asistimos perplejos a una situación de quiebra económica que nadie - o casi nadie - podía siquiera imaginar hace muy pocos años, cuando la mayor parte de la población vivía estupendísimamente, un albañil se embolsaba al mes 2500 euros con facilidad pasmosa, los bancos concedían hipotecas a cualquiera que se presentara en sus oficinas duchado y sin armas, y nuestro vecino del entresuelo conducía henchido de gloria y sin rubor un Mercedes XXL de lunas tintadas, bluetooth y ultimísima navegación GPS.

En aquella época (que no es tan aquella), la situación económica de muchos que hoy vociferan contra el sistema era deliciosa. Afloraban los nuevos ricos, la casta de patricios y burgueses se multiplicaba. "Más rolex y menos setas", se decían.

Vaya por delante que soy un funcionario atípico. El hecho de no llevar ni 3 años en la Administración y haber conocido la empresa privada quizá me haga ver las cosas de manera diferente. Un intrépido reconvertido (rebotado, je) a empleado público. Aborrezco el corporativismo infame y cobarde. La casta funcionarial no es ejemplar. Ni tampoco es la metástasis de una sociedad lobotomizada que busca culpables a toda costa.

El sueldo de un funcionario oscila entre los 800 y los 3000 euros. La "escandalosa" cifra de 3000 euros solo la cobran los niveles más altos del Grupo A (Licenciados), que son los menos. La mayor parte de los funcionarios no alcanza los 2000 euros, y los Auxiliares Administrativos (Grupo D y más numeroso) cobran entre 950 y 1350 euros.

Un grupo A con el nivel más bajo no llega a 1800 euros. Hablamos de un titulado supeior universitario que ha pasado un proceso de selección leonino. Gente con una sólida formación académica, especialmente licenciados en derecho (* Si uno dice que es abogado, la conciencia social toma al sujeto por alguien respetable y con profesión de entidad; en cambio, si uno dice que es funcionario - aunque sea licenciado en derecho e incluso esté colegiado - es directamente un pringao y un casposo. Ja!, esta debe ser la anfibología del lenguaje de Nietzsche).

No parece que los sueldos de los funcionarios hayan causado la crisis. Ni parece que los funcionarios sean una casta económicamente privilegiada, como se lee por ahí. Imagino que el delineante que ganaba euros a espuertas en época de boom y ladrillazo no envidiaría este sueldo. Ni el arquitecto, ni el encofrador, ni el carpintero, ni el vendedor de muebles, ni el fontanero, ni el personal de inmobiliarias y constructoras. Las miles de miles de personas que vivían en la opulencia, jugaban al golf con sus Callaway y tenían en casa la Wii, la Play 3 y la Xbox 360 (una por nene, claro, para que no se pelearan y los papás pudieran disfrutar de su Sony 42").

Ahora que el infame desempleo azota a millones de españoles, los funcionarios son unos cutres, unos parásitos y unos gandules. Antes eran los pobres diablos de una sociedad próspera. Ahora son los señoritos canallas a los que hay que perseguir, lapidar y aniquilar. Es muy patrio esto de echar la culpa de todo a los demás y linchar a la víctima más débil.




Situación a día de hoy, en 3 puntos:

1. Los funcionarios están siendo objeto del mayor recorte de derechos económicos y sociales que se ha llevado a cabo en democracia (escandalosa bajada de sueldo, aumento de las horas de trabajo, y numerosas medidas de dudosa constitucionalidad que suponen una agresión brutal a (no lo olvidemos) una parte importante de la clase trabajadora. Lean este enlace, funcionarios y no funcionarios ---> http://servicios.laverdad.es/servicios/textos/ley-medidas-extraordinarias.pdf

2. Una parte importante de la sociedad asiste indiferente (y lo que es peor, en ocasiones alegre y complaciente) al expolio que se está produciendo. Lejos de posicionarse a favor de los funcionarios, aplauden a este gobierno estupendísimo y megaeficaz (al central y a los autonómicos, que son el mismo perro) por linchar sin compasión a estos maleantes.

3. Las grandes fortunas (Botín y Pajín a la cabeza), los bancos, el capital, los (grupos) políticos estrella, los corruptos y en general todos aquellos que directa o indirectamente han generado el colapso en el que nos encontramos, asisten incrédulos y divertidísimos a esta guerra entre trabajadores de a pie, a sabiendas de que mientras los "pobres" se tiran los trastos a la cabeza, nadie dirigirá su ira contra ellos.

Con este escenario, la 3ª guerra mundial no será entre Corea del Norte Vs Resto del Mundo, ni entre Países Islámicos Vs Occidente. Ni siquiera entre aliados de Serbia Vs aliados de Croacia (vaya guerra injusta y desigual, por cierto).

A este paso la 3ª guerra mundial será entre funcionarios Vs parados. Los interinos haciendo de mediadores, los pensionistas de país neutro y el Gobierno, en pleno conflicto bélico, subiendo el gas, la luz, el agua y prometiendo el "cheque veteranos de guerra lisiados" (y lisiadas, Bibiana) al bando perdedor.

Y no. El enemigo no es el funcionario. Claro que hay garbanzos negros en el gremio, auténticos sinvergüenzas sin escrúpulos ni decencia que prestan un servicio degradante y denigrante al ciudadano. Claro que hay parásitos que no conocen el término servicio público, y que se jactan de su patética labor. Mercaderes del fracaso y el hastío que sobran (¿Acaso no hay sujetos de este pelaje en la empresa privada?.

Pero les aseguro que no son los más. Hay muchísimos funcionarios que prestan un servicio magnífico. Que generan un valor añadido al ciudadano imposible de cuantificar. Que no tienen una mala palabra ni una mala cara hacia nadie, incluso en los peores momentos. Que cumplen dignamente sus funciones sin alzar la voz. Que se esfuerzan. Que resuelven problemas (y no los crean, que es casi tan importante). Productivos. Y de esos no se acuerda (casi) nadie.

Thursday, November 11, 2010

Perfiles (VI). El infeliz errante

(El perfil al que nos enfrentamos es, como los demás, genérico. Con la salvedad de que lo voy a focalizar de manera específica en alguien concreto).

Había en el centro de trabajo donde trabajaba hace 3 años un tipo deleznable. Un absoluto cafre. Todos y en todas partes estamos (semi)rodeados de sujetos espantosos, pero he de decir que a mis entonces 30 años no me había encontrado un ser tan despreciable como este.
Si el mediocre, el imbécil, el hijodeputa y el bufón presentaban ciertos caracteres entrañables, nuestro infeliz errante es la versión ampliada y (mal) corregida del frustado ciclotímico.

Hace unos días tuve la infinita suerte de coincidir con él en un restaurante. Mesa con mesa. Estaba con su hermano, el único ser humano capaz de aguantar su compañía más de 10 minutos. Sentí cucarachas en la garganta (que debe ser la antítesis cursi de las mariposas en el estómago), y a la vez me alegró comprobar que seguía tan solo y tan frustrado como siempre. La historia que les cuento mezcla pasado y presente, que hay cosas que no se pierden. El que tuvo retuvo, claro.

Es un infeliz en esencia. Un desgraciado en toda su extensión. No de esos que generan cierta simpatía (la figura del perdedor a casi todos nos fascina, se le coge cariño en nada y además de inofensivo puede ser el compañero de viaje más fiel). No, este es infeliz y desgraciado en sí mismo. Su forma de actuar, de tratar a la gente. Su resentimiento hacia el mundo, sus complejos. Su manera de echar la culpa de todo a los demás, su feroz envidia.

Nuestro protagonista tenía (y sigue teniendo, imagino) un carguillo en una Empresa Pública (no tiene grandes estudios, claro.) Empezó una carrera y como no da el hombre para más la abandonó al segundo año. Eso sí, le ha servido para odiar a diplomados, licenciados y cualquier persona con estudios solventes. Y ese carguillo le hace tener gente a su cargo que en la mayor parte de los casos tienen una mayor preparación, lo que se traduce en que sus complejos afloran y busca su reafirmación como jefecillo con gritos, amenazas e intimidaciones (en ocasiones llegando a la coacción física).



Como buen canalla, recibía al poderoso con alfombras rojas. Les concedía a grandes federaciones y personas de cierta relevancia un trato de favor, llegando al patetismo más extremo con su servilismo. En cambio, cuando de alguien humilde se trataba, de personas poco instruidas o gente de avanzada edad, el trato era denigrante, llegando a echar a estas personas del despacho si le apetece. No tenía miramientos en ridiculizar al débil, si es en público tanto mejor.

Jamás tiene la culpa de nada, no hay síntomas de autocrítica. Son los demás los que se ríen de él, le vilipendian y le toman como felpudo improvisado. Si su mujer lleva años sin tocarle, es culpa de ella, que no vela por sus necesidades como hombre. Si los demás le esquivan es culpa de una sociedad miserable. Si se le quiere hacer ver que su actitud es denigrante, se le está persiguiendo.

El hecho de ser entre feo y muy feo es otro tema que le solivianta. Puede hacer todo tipo de comentarios procaces, incluso obscenos. Si alguna mujer le pide un poco de respeto en el trato, o le para los pies, es una estrecha y una puritana. No soporta, claro, a los hombres de físico aceptable. Les intenta colocar la etiqueta de irreductibles crápulas, y se inventa historias para desprestigiarles.

Ni siquiera es listo, lo cual es un alivio. Un tío con esta facha y además espabilao te puede destrozar la vida (profesional y hasta personal, que los traumas laborales los llevamos como pesada carga a nuestra casa). Es un tontolculo de manual, capaz de montar escándalos y amenazar al personal en hora punta y sin reparar en los testigos. No es además respetado por sus superiores, lo cual convierte su peloteo en ridículo, y sus intentos de conspirar en fracasos esperpénticos. Es el patito feo de los maquiavelos modernos, y lo sabe. Y lo sabemos los demás. Hasta lo sabe la gente que viene de la calle y por culpa de este infame colocan al funcionario el sambenito que tiene.

No es fácil encontrar un ser humano con tantísimo complejo de inferioridad. Tan vengativo. Tan violento en las formas. Tan envidioso. Tan mezquino y tan falto del más mínimo concepto de respeto, dignidad o compañerismo. Tan miserable y tan capaz de sembrar la discordia, el malestar y la desazón entre los demás. Un tipo malo. Y muy feo, por cierto.

Espero que no tengan que soportar a un tordo de estas características en sus centros de trabajo. Es muy estresante. Yo estuve cerca del shock hipovolémico. Salí airoso y reforzado, aunque hastiado de comprobar la clase de personas que uno se encuentra durante su vida.

Sunday, September 26, 2010

Belén Esteban for President (Yes, she can!).

* Antes de entrar en materia, quiero hacer 2 precisiones:

1. No pretendo hacer apología política, ni convertir este caótico refugio en un tinglado infame entre izquierdas y derechas. Me da lo mismo que Vds. voten a unos que a otros, y tras muchos años de ingenuidad buscada he llegado a la misma conclusión que la mayoría del personal: Los políticos (al menos los actuales) son en general una banda de sátrapas que carecen de los principios que requiere un país tan particular como el nuestro, y no se puede confiar en (casi?) ninguno. Pasa lo mismo con los bancos, y con los sindicatos. Son 3 poderes fácticos infames, despiadados y miserables.

2. Con lo expuesto en el punto 1 no pretendo justificar la línea argumental del tema, sino precisar que en este trastero de las pulsiones solo hablaré de política para mostrar mi mezcla de perplejidad y hastío ante la fauna política que nos gobierna.

Dicho esto,

Telecinco ha encargado una encuesta a no se quién para que pregunte a los españoles si votarían a Belén Esteban para convertirse en Presidenta del Gobierno. Y el resultado ha sido demoledor, situando a la Princesa de San Blas tras el PSOE y el PSOE, como tercera fuerza política más votada.

Al margen de que la encuesta es una bobada (si en vez de a Belén Esteban hubieran propuesto a Iniesta, a Enjuto Mojamuto - uno de mis ídolos, dicho sea de paso - o a Pedro Reyes hubieran quedado igual de bien), y de que esta cadena lleva viviendo de la Musa ni se sabe los años, y que explotan su imagen hasta límites nunca imaginados, he llegado a la conclusión de que Belén Esteban tiene el camino expedito para ser Presidenta del Gobierno, y que su candidatura es avalada por cantidad de elementos.



Aquí están las evidencias de esta realidad, rebatiendo los argumentos de quienes aún dudan de que nuestra rubia de extrarradio puede llegar a lo más alto :

A). Belén Esteban no tiene una sólida formación académica. Carece de titulación universitaria, y bastante hizo con acabar 8º de EGB. ¿Y qué?. ¿No ha llegado a Ministro Pepiño Blanco siendo un meapilas integral incapaz de acabar Derecho?.

B). Belén Esteban carece de la mínima cultura exigible. Es semianalfabeta. ¿Y bien?. ¿No es Bibiana Aído la Ministra más jóvena, incompetenta e inútila en la historia de la Democracia, y sus patadas a los miembros y miembras de la sociedad española son de magnitudes cósmicas?.

C). Belén Esteban no es aceptable desde un punto de vista estético para llegar a lo más alto. Carece de un físico suficiente para dar imagen de político de altura. ¿So what?. ¿No ocupa Leire Pajín y su carita de grotesca ninfa de Saturno un cargo de extrema importancia en el seno del partido socialista?. ¿No es la Vicevogue una mezcla entre lagarterana y exorcista de murciélagos?.



D). Belén Esteban es imprevisible, y podría tomar decisiones extremadamente populistas, demenciales y faltas del más mínimo sentido de la responsabilidad. ¿What the fuck?. ¿No ha decidido el iluminado Presidente de la Junta de Andalucía indemnizar con 1800 a las mujeres vejadas por el franquismo mientras lo único que se ve desde el espacio sideral es la gran muralla china y la cola de parados españoles?.

E). Belén Esteban no tiene una imagen positiva a nivel internacional, no domina el inglés y su relación con los líderes internacionales podría ser complicada. ¿Mmmm?. ¿No es el Presidente del Gobierno un mangurrián que tiene el mismo peso a nivel internacional que el Presidente de Moldavia?.




No hay color, señores. Estamos ante un fenómeno mediático capaz de pleno derecho de convertirse en nuestro adalid político y fuente de inspiración sociocultural. Con unos Ministros de entidad (Leonardo Dantés, Tamara, Paco Porras o Toni Genil, por ejemplo) estaríamos ante un Gobierno sólido y estable, capaz de afrontar los retos del futuro y generar confianza.

Motivos para creer.

Monday, August 23, 2010

Adrenalina

Hay maneras y maneras de sacar a flote la adrelina que cada uno lleva consigo. Al margen de aquellos sujetos carentes de nervio(s), ese germen de especímenes a los que podríamos definir como seres insustanciales, tediosos y carentes de espíritu intrépido (la indolente figura de Mortimer, que veremos en su día), la mayoría de los mortales han de buscar su paraíso emocional (resultado de dividir la energía total de cada uno por la descarga de - parte de las - tensiones que cada uno genera) en algo que les produzca la suficiente carga de placer (generalmente efímero) como para afrontar los días con un cierto grado de ilusión (teoría de las expectativas, absolutamente necesarias para mantener un equilibrio adecuado).


1 - Descargas inocuas de adrenalina:

Hay manera triviales de llevar a cabo esa descarga de adrenalina. De templar los nervios y canalizar un exceso de energía mal integrada: Morder de manera compulsiva las correas de un reloj, o la parte interior de los labios, especialmente en la parte inferior. Mascar chicle con estilo rumiante, hacer bucles con el pelo con los dedos índice o corazón, mover la pierna de manera rítmica y uniforme aún en estado de reposo absoluto...


2 - Descargas de adrenalina tipo 2 o intermedio:

No son capaces de generar un cataclismo en el sujeto, pero sí generan efectos negativos. Morderse las uñas es el caso paradigmático. Tanto a nivel estético (yo soy un compulsivo devorador de mis uñas, y cuando veo a un fulano haciendo lo mismo me resulta patético) como de salud (posibles infecciones, padrastros...), la onicofagia es una mala inversión, aunque a mi me resulta de lo más relajante (* Al extendido comentario: "Oye, deja de morderte las uñas", debe seguirle de manera inmediata un "son mías, tú preocupate cuando te muerda las tuyas".


3 - Descargas vibrantes y tumultuosas de adrenalina:

Por último, están las formas de descargar adrenalina que generan en sí mismas un riesgo abrumador e inminente. Sin duda las más fascinantes. El sujeto que utiliza estos mecanismos se expone a una catástrofe:

Emocional, física o económica...

...de magnitudes imprevisibles. En general, las personas que utilizan estas vías son extremadamente inquietas, de carácter voluble, nervioso y ambivalente.

3.1 Daños colaterales de índole física.

Nos encontramos con prácticas tan estimulantes como hacer bungee jumping (puenting), parapente, ice yachting (Carrera o regata de yates, formados por bólidos con cuchillas), jetskiing (Motos de agua), rafting, scuba diving (submarinismo), Snowboarding (surf sobre la nieve),Artificial Climbing Wall (Escalada en muros y espacios urbanos), Caving (Espeleología), High Wire (funambulismo), soaring (vuelo sin motor)...




Estas actividades llevan aparejado un notable riesgo para la integridad física del sujeto, y es precisamente ese "vivir temporalmente al límite" lo que seduce a sus protagonistas.

3.2 Daños colaterales de índole emocional.

Enamorarse de la persona equivocada. Teoría del gañán y la perra. El personaje que (a sabiendas) se enamora de la persona equivocada se expone a graves alteraciones de su integridad emocional. Esta teoría se plasma de manera exacta (y exhaustiva) en la Teoría del Auxiliar Administrativo y la Gogó. Un sujeto mediocre, de carácter débil y poco dado a las novedades empieza a sentirse atraído por la gogó de la discoteca a la que va con los colegas. Ella le sigue el rollo, miraditas y sonrisas. Él se prenda más y más, y aparece en discoteca hasta los miércoles. Ella disfruta sabiendo que él la admira, que la desea. En ocasiones hablan, y ella sonríe, parece feliz con la compañía de él. Incluso puede que un día cualquiera le eche un polvo en los lavabos. Ahí llega el fin de nuestro personaje, y el inicio del vía crucis. Ella ni se acuerda de él (la perra disfruta de las perrerías, y hacer sufrir es la razón de su existencia), y él no puede quitársela de la cabeza. Sufre esperando otra señal que nunca llega. Y no es capaz de superar la indiferencia que le profesa la musa. Nuestro auxiliar administrativo gañán ha enloquecido de amor por la gogó perra (Jamás, jamás, jamás se verá en el universo una pareja formada por esta clase de sujet@s).

3.3 Daños colaterales de índole económica.

En este apartado tenemos a aquellos que se juegan su dinero (el que tienen y el que no tienen) a un gol, a un número, a una bala. Y a los juegos asociados, cada uno con su riesgo, categoría y grado de adicción. Existen 3 categorías:

- La pequeña monta o estrato bajuno, integrados en su mayoría por amas de casa de vida tediosa, buscavidas y temporeros bocata de morcilla en mano(tragaperras y bingo).

- Los mafiosos de medio pelo, gente sin escrúpulos y desesperados (peleas clandestinas de gallos, de perros o formás aún más brutales como la ruleta rusa).

- La clase media, media-alta y millonetis de ala ancha. Formas refinadas y elegantes (casinos, apuestas deportivas, bolsa).



De todas las formas de "invertir", "tirar", "gastar" o "hipotecar" el dinero, la más peligrosa, deliciosa y fascinante es la de las apuestas deportivas. Jugarse 300 euros a un gol, a un córner o a la expulsión de Dani Alves contra el Atleti es una fabulosa mezcla de irresponsabilidad y pasión por el riesgo que me sublima. Y me inquieta. En breve publicaremos una entrada adicional a ésta, "Adrenalina en el sofá", centrada en el mundo de las apuestas deportivas.


Cuidense, liberen adrelina y no se acerquen a una gogó si son auxiliares administrativos.

Tuesday, August 03, 2010

Botelleo, Teoría de la Afinidad y Morfología Química

Definir la amistad, o proclamar si se tienen 3 amigos íntimos (o 10, o 34 y 2 en trámite) es una estupidez. Y una pérdida de tiempo. Cualquiera que afirme de manera categórica el genéro y número de sus amigos miente, y además se convierte indefectiblemente en un sujeto del que sospechar.

La amistad, como el amor, son elementos difusos, inciertos e incalificables (al menos de manera objetiva). Son emociones, pulsiones. Y, por tanto, susceptibles de interpretación, discusión y manipulación.

Al margen del amor (del que hablaremos en otra ocasión), hoy toca hablar de la amistad. Un concepto que no me convence (por inmutable), y que prefiero sustituir por 2 palabras que me gustan más (por contingentes), y que me sirven mejor para desarrollar la idea:

Afinidad y química. Y la deliciosa implicación del botelleo (no botellón, puag!) en este proceso de generación (casi) espontánea.

Existen diferentes criterios para convertir a un particular en amigo (o, utilizando nuestra terminología, para que exista suficiente sintonía entre 2 personas a través de la afinidad y la química):

El criterio Temporal (te conozco hace 15 años y sigo teniendo relación contigo, ergo somos amigos).
El criterio Espacial (siempre hemos ido juntos a clase - Instituto y Universidad -, ergo somos amigos).
El criterio FIFA (somos hinchas del Atleti y jugamos al futbito en el mismo equipo, ergo somos amigos).
El criterio Speed (hemos vivido juntos una situación límite y la hemos superado, ergo somos amigos).
El criterio Nerd (somos estudiantes Cum Laude y lo único que nos preocupa son los teoremas y la formulación inorgánica, ergo somos amigos)
El criterio Patito Feo (hemos sido objeto de las burlas y desprecios de los demás, ergo hacemos piña y somos amigos).
El criterio Semen Up (nos hemos cepillado a la misma tía, ergo se ha creado un vínculo cósmico solo entendible por el género masculino y somos amigos).

Cada uno aplica su criterio a la hora de escoger sus compañías. Les explico uno infalible, muy sencillo en teoría y de una exigencia y dificultad leonina en la práctica:

Aguantar 3 horas de botelleo con la misma persona sin aburrise, o sin que llegue un momento en que uno piense "Hostia, ya no se qué más decir, qué silencio tan incómodo, a ver si apuramos la copa y nos vamos, que la charla no da para más".

Es importante tener en cuenta que esto solo es aplicable a 2 personas (la compañía debe ser únicamente de una persona, dado que, de ser varias, se podría alternar de compañero y difuminar la idea), y que el botelleo (sobre todo a partir de los 30, que el Síndrome de Peter Pan es estupendísimo pero muy poco práctico en sociedad) puede ser sustituido por unas cañitas infinitas en cualquier garito, siempre que factores externos no desajusten la esencia de la dupla).

Es imposible (política de hechos constatados) mantener un mano a mano etílico-espirituoso de tres horas con la misma persona si no hay química. Es necesario un verbo ágil, fluido. Una predisposición al debate y la discusión. Una chispa natural. Una comunión interpersonal que va más allá de lo explicable. Unos temas comunes de interés, y una forma similar de ver la vida (que no las cosas de la vida, en lo que se puede y se debe discrepar).

Si alguien aguanta 3 horas de esta manera, y termina con la sensación de querer repetir experiencia cualquier día (mejor fin de semana), hay afinidad. Hay química. Y, por lo tanto, se ha creado un vínculo entre las dos personas que debe interesar más que el propio concepto de amigo, o de amistad.

El botelleo (o las cañas) como medio infalible para calibrar la (inter)relación entre dos almas. Sencillamente perfecto.



Epílogo.

* La química o afinidad es aplicable tanto a personas que uno conoce hace años como a personas que uno conoce hace 5 minutos. A diferencia de la amistad (que por naturaleza requiere de tiempo y, lo que es más peligroso, de un compromiso de permanencia), la afinidad y la química son conceptos flexibles y manejables.

* La teoría es aplicable tanto a hombre - hombre como a hombre - mujer, con la salvedad de que en el segundo de los casos acabará casi con toda seguridad en sexo (en función de la cantidad de alcohol ingerida en esas tres horas podríamos tener ciertas dificultades, por lo que se recomienda un consumo moderado).

* Es muy difícil encontrar personas con las que se cumpla esta teoría, por lo que en caso de derrota no se debe sentir frustración. Hay muchas personas con las que se puede tener una buena relación sin que exista esta química.

Saturday, July 31, 2010

Penny Widmore

No puedo soportar la ausencia de Lost.

He intentado superarlo comiendo nocilla de manera compulsiva.

Los Häagen-Dazs versión Hacendado (geniales) me hicieron superar el delirium tremens.

He soñado que Desmond era mi vecino y me contaba que Hugo veranea en La Manga.

El final de Lost ha marcado mi vida.

No sin Lost.

Monday, July 26, 2010

Mujeres y nombres - y viceversa - (La importancia de NO llamarse Ernesta)

A riesgo de perder alguno de los (fieles, je!) lectores del blog (que diría se pueden contar con los dedos de la mano de Gollum) me veo en la necesidad de mostrar la importancia de los nombres propios, y su decisiva implicación como vínculo letal en la personalidad del sujet@ portador.

Tengo fijación con ciertos nombres femeninos. Me apasionan. Y esa pasión tiene una explicación/demostración empírica.

Mis nombres fetiche tienen un triple origen:

- Nombres eslavos. Desprenden elegancia, morbo y misterio.
Desde Rusia con amor (Irina, Ekaterina, Svetlana - Sveta -, Dasha, Oksana Y Vanda) Desde Serbia con nostalgia (Jelena, Dusica, Vesna, Jasna, Sanja y Vanja).

- Nombres vascos. Al margen del físico de las vascas (digamos que no son el Top 5 de la belleza nacional), me ponen. Iratxe, Eider, Edurne, Jasone, Eztizen y Leire.

- Nombres que invitan al contacto: Beatriz, Alicia, (H)Elena, Elba, Rebeca, Adriana, Mónica, Celia, Lucía, Soledad y Marta. No olvidemos a la macedonia Berenice y a la ninfa Liriope.

Hay nombres, por contra, asociados a la mediocridad: Leonor, Adela, Dolores, Mercedes, Mari Cruz, Teresa, Caridad, Begoña, Sara, Puri/ficación, Samantha, Jennifer y Vanessa (estos 3 últimos, por cierto, asociados a una promiscuidad feroz). Me dejo los nombres reservados a las empleadas de hogar, y que solo ellas deberían tener el honor de llevar (Pepi/ta, Paqui/ta, Encarna/ita y Juana/ita). Son nombres que indefectiblemente llevan a una vida tediosa. A una monotonía radiante que alumbra a nuestras intrépidas Paquitas.

Llamarse Puri (y demás nombre descritos) es una condena. Una Puri de la vida se casa joven, no destaca en nada en particular y en sus vacaciones trabaja más (escuadrón de frustradas amas de casa) que durante su período laboral. No tiene inquietudes culturales relevantes, y si viaja lo hace a menos de 3000 kilómetros de su casa y siempre en viajes organizados. Es una amante del orden.

Una Adela cualquiera nunca hará un comentario chispeante. Jamás haría puenting o parapente. Su hazaña más locuela es plantearse si ver una película en versión original (subtitulada, claro). A Adela le encantan Los Puentes de Madison, y abominaría Sospechosos habituales, o El puente sobre el río Kwai.

Son grises. Ni suman ni restan. Mentalmente débiles y poco agraciadas. En realidad, lo que me solivianta de las Pepitas, Dolores, Mari Cruces y Samanthas es que me aburren. Ni en un universo nocturno JotaBediense alguien inquieto aguantaría más de 15 minutos de charla con ninguna de ellas.


En el otro extremo, Beatriz y Cía. He de reconocer que este grupo tiene mucho ganado con sus nombres, y no les hace falta mucho más para interesarme (Sí, soy habitante de Frivolizalandia en materia de nombres).
Una Soledad pecosilla, menuda y de nariz respingona es mi ideal de virtud.
Una Beatriz de sonrisa pícara y notables altibajos emocionales tiene un encanto infinito (esas geniecillas incapaces de canalizar de manera racional su energía).
De esas que nunca sabes por donde te van a salir, que te sorprenden constantemente. Que no sabes si va o viene, si la quieres o la odias.

Lo que me encandila de Lucías, Adrianas y Rebecas (y demás nombres citados) es su carácter. Contradictorias, apasionantes, sagaces y divertidas.

En fin, estimad@s:

Mi mujer ideal sería una Eztizen, una Vanja, una Helena, una Marta o una Elba.
Y jamás, jamás, jamás me veré involucrado en una relación de cierta intensidad con Vannesa, Mercedes, Caridad o Paquita.

De los apellidos ya hablamos, que tambien tienen telita.

(Poned una Elena en vuestra vida - A Jelena os la pongo yo -, y fuera Saritas).

Sunday, July 25, 2010

Sí / No

Sí - Los yogures bebibles de melón. Mi gran descubrimiento de este verano.

No - Los gordos exhibicionistas. No se puede ir por la playa subastando grasa y tripa sin ningún pudor.

Sí - El ruido armónico de los ventiladores y secadores de pelo. Ideal para echarse un sueñecito de lo más agradable. Dejar pasar la vida mantita encima mientras suena de fondo uno de estos sonidos es lo más.

No - La indolencia y la pertinencia en el hastío. Ser tonto o ignorante tiene un pase. Saberlo y no hacer nada por invertirlo no. Mención aparte aquellos que presumen de su estupidez y falta de recursos, y que ganan dinero rentabilizando su síndrome de bordelines.

Sí - Los zurdos y los números impares. Elegancia, talento y distinción.



No - Los diestros y los números pares. Qué vulgar, je!.

Sí - Los canguros. Y las canguros.

No - Las cucarachas. Especialmente esas de tono rojizo que vuelan. Dan náuseas.

Sí - Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan y Campanilla.

No - Los gimnasios con la música altísima y vistas a la calle. Ver a un tipo mancuerna en mano y sonrisa de bobo resulta muy patético.

Sí - Seven ("mi pecado es la envidia, que estalle la ira"), Cadena perpetua (todos los caminos conducen a Ciguatanejo), El silencio de los corderos (adoro a Jodie Foster), Pulp Fiction (lo mismo de Uma Thurman) y la saga Saw (esa que prohibió la estupendísima Ministra de Cultura que fuera exhibida en cines, mientras no ha tenido reparo en ser guionista de la infame "Mentiras y gordas", una auténtica y real bazofia).

No - Magnolias de acero, la saga Crepúsculo, Solaris y cualquier película en la que aparezca Meg Ryan, auténtico cáncer de piel (y de miel) de este planeta.

Sí - Las anchoas y el salmón

No - Las magdalenas y el bróccoli

Sí - Ir de vacaciones a Islandia, Serbia y Letonia



No - Ir de vacaciones al Caribe, París o Roma

Sí - Woody Allen y Scarlett Johansson

No - Pedro Almodóvar y Penélope Cruz

Apuntes de prensa rosa

Aprovechando que el pasado sábado me tragué La Noria (un Sálvame revestido de difusión de la cultura y la tertulia) vamos a repasar a los protagonistas del colorín desde el prisma del periodista/comentarista/tertuliano...

- Jesús Mariñas es inmortal. Sólo así se entiende que un tipo al que le han atribuido el Sida, la Hepatitis y principios de ébola (realmente existe esta enfermedad o es otro invento de las farmacéuticas?) siga sentado en tribunas rosas. Eso sí, la Diosa Afrodita le ha debido condenar a la abstinencia sexual y a un selvático onanismo, porque cada vez que me lo encuentro anda babeando a Cantizano o soltando histriones sexuales de lo más procaz.

- Karmele Marchante tiene una severa deficiencia mental. Las personas que nos caen mal, o nos repelen, tienden a ser (des)calificadas de manera sistemática y cruel. Yo sin embargo ya pasé esta etapa con Karmele; ahora simplemente creo que es una mujer transtornada, y que en aras de la integración social de los disminuídos sigue estando en televisión. A diferencia de las personas impedidas (y su afán de superación), este personaje anclado en un físico deleznable y una forma de actuar denigrante sigue agigantando su papel de freak en apuros.

- María Patiño cree realmente que contar las miserias del personal es de una importancia suprema. Lo que me fascina de esta señorita es la forma en que defiende la importancia de su trabajo (Ja!), y su sentido de la responsabilidad y el deber.

- Gema López ha perdido puntos en mi escala. En 3 años ha pasado de estar como un queso a lucir una galopante celulitis. Y lo peor es que su cara ha terminado por cansarme, con lo que me ponía a mi la tipa esta.

- Aurelio Manzano es un tipo siniestro. Muy siniestro. Su tono de voz, su asimétrica cara de zanahoria, sus gestos. Me da terror.

- La princesa del pueblo, Venus de San Blas y ninfa de tenderete (conocida vulgarmente como Belén Esteban) ha dejado de tener apariencia humana, y muestra de manera inequívoca sus rasgos androides. La evolución de su aspecto físico es tan grotesca que tiene pensado protagonizar la segunda parte de Avatar (cameo de Andreíta incluido).

- Víctor Sandoval (un sujeto con cara de chiste, muy mala baba y plumífero) es de lo más repelente que hay en el planeta. Su forma de entonar el inglés es propia de un meapilas. Y ya es incalificable cuando hace unas semanas decía que le habían intentado asesinar metiendo en su casa un mosquito asesino que te paraliza hasta la muerte

- Hay 2 presentadores de Tv que inspiran un sentimiento encontrado entre lástima y vergüenza. Su condición de comunicadores les viene dada indudablemente por enchufe, fortuna cósmica o fácil desnudo.

Santi Acosta y Carmen Alcayde.

En el primero de los casos, hablamos de un sujeto con cara de bobalicón. Su capacidad de hilar 2 frases seguidas (y con sentido) es nula. No tiene gracia. No se le conoce comentario ingenioso alguno. Mueve la cabeza permanentemente sin motivo aparente. Hace amagos de marcarse un bailecito que dan grima. No tiene carácter. En un completo escombro televisivo al que Telecinco ha premiado con otro programa. Un tipo penoso.

En el caso de Carmen Alcayde, estamos ante una mujer con una carita aceptable y unas tetas desproporcionadas que luce con soltura y esplendor. Su talento, pues, se reduce (que no es poco, sic) a insinuar areola. No sabe expresarse, ni es capaz de llevar un programa. Su colección de fracasos televisivos es notable (lo de las gafas de Angelino fue sencillamente demencial). En Aquí hay Tomate hacía de palmero (palmera y florero) de Jorge Javier Vázquez. Cuando la separaron de él, el caos. Voluntad sin acierto. Una pena.





(To be continued...)

Saturday, July 24, 2010

La nacionalización del restaurante del Corte Inglés

Hace unos días, en pleno mes de agosto y con el termómetro de la puerta marcando 42º (300 metros más alante marcaba 39º, debe ser la sensación térmica diferida) decidí comer en el Restaurante del Corte Inglés.

Éramos 2 personas, y dado que hacía un calor insoportable (algún punto entre los 39 y los 42 grados) tomamos la determinación de refugiarnos en algún lugar con un aire acondicionado solvente. Así que subimos a la tercera planta confiados en disfrutar de una comida tranquila y agradable.

La última vez que estuve en el Restaurante del Corte Inglés fue hace unos 4 años (en el del antiguo Galerías Preciados he estado en varias ocasiones, y siempre se ha mantenido en sintonía con lo que uno espera), y recuerdo que no había mucha gente, el servicio era muy profesional, hacía un frío que pelaba (cosa que valoro enormemente, el frío es elegante y el calor es marginal) y el sandwich mixto/cola cola que pedí me duró hora y media, en charla distendida y buena compañía.

Tan buena o mejor era la compañía esta vez (mejor, era decididamente mejor!). Sin embargo, lo demás era peor. Decidamente peor.

Entramos. Yo fumo, mi acompañante no. Vemos que solo hay 4 mesas ocupadas en la zona reservada para fumadores, así que la primera decisión es meternos en el cubículo. Asomo el hocico a la cuadra reservada para los fumadores (agitadores marginados por una sociedad libre de humos, de molestias y de tolerancia), y salgo escaldado. Hay un hedor a humo de tabaco incapaz de ser aguantado, ni siquiera por un fumador como yo. Es inconcebible que 7 personas formen tal humareda, pero sí, está ocurriendo. Imposible comer en ese ambiente.

Así que damos media vuelta y nos dirigimos a la sala de la gente normal. Hay tres cuartos de entrada, que para ser 17 de julio me parece mucha gente. Niños corriendo por la sala, barrigones en bermudas, mujeronas ceñidísimas con enormes pendientes de aro...

Nos sentamos en una mesa, casi al final, en la parte derecha. Nos traen la carta, y vemos que hay menú. Aunque el risotto me pone, nos decidimos por no calentarnos mucho los cascos y pedimos dos menús. Al poco llega el camarero con una fuente de pan infame (no es que estuviera duro, es que estaba reblandecido, descongelado varias veces y puesto a calentar a última hora en microondas). Y junto al camarero se sienta en la mesa de al lado una familia con abuela made in Spain, marido, mujer, 3 hijos - de puta - escandalosísimos y maleducadísimos y un sujeto difícil de ubicar con pinta de consejero matrimonial, o Inspector de Hacienda. En la otra parte tenemos a un tipo famélico comiendo solo, y preguntando al camarero si le puede hacer un poco de pisto. Y para cerrar el círculo en que nos encontramos tenemos en la mesa pegada a la pared a una veinteañera folclórica (una mezcla de Charo Reina y Beyoncé) con la que debe ser su madre (también folclórica, pero en este caso tendente a la mezcla de Lolita y Oprah Winfrey).

Con semejante fauna alrededor la comida es lo de menos. Un gazpacho insípido y de ínfimos tropezones (solo faltaba la lombarda para darle tono violeta y macabro), y un salmón a la bilbaína riquísimo...en grasas saturadas y aceite requemado. Y de postre unas natillas sin galleta ni canela.

Y con eso, lo peor de todo es el ambiente a taberna analfabeta y vulgar.

Los niños gritando al padre que quieren un polo y una nube, la mamá limpiándose los restos de paella de verduras con la manga de la camisa, el consejero matrimonial y/o inspector de hacienda hablando sin parar con las paredes, porque el padre está más pendiente de pedir a gritos la cuenta que de su charla.

El famélico metiéndose el dedo en la nariz (tiene meñique de alfiler y le cabe entero, me temo que en cualquier momento le sale por el ojo) y maldiciendo que no tuvieran pisto.

La folclórica pequeña dando golpes en la mesa y palmadas (una versión calé del We will rock you), soñando con ser algún día la vocalista de Camela. La folclórica grande hablando por el móvil con el altavoz puesto con un tío al que ha debido despertar de la siesta porque está muy mosqueado por el tono y le dice que le deje en paz).

La próxima vez iremos al Burger King. Ni punto de comparación.

* Nacionalización: Proceso en virtud del cual los usuarios del Restaurante del Corte Inglés se han banalizado y vulgarizado de tal manera en los últimos años que la esencia misma de Belen Esteban ha invadido sus cuerpos y mentes, hasta el punto de convertir un sitio pacífico y elegante en taberna de mercaderes (sin el encanto de las tabernas de toda la vida ni el arraigo de los viejos mercaderes).

Friday, July 23, 2010

La siniestra presencia de la remolacha y la lombarda

De entre la flora y fauna alimenticia que nos rodea, hay 2 elementos sospechosamente comestibles que suponen un gravísimo atentado contra la salud pública. Esteticamente inaceptables, de sabor y textura infames, consiguen algo al alcance de muy pocos comestibles: Que un ser humano normal no solo acabe odiándolos de manera cerval, sino que acabe por tomar manía a todos los alimentos que se acompañan o pueden acompañarse de estos 2 venenos vegetales que nos invaden.

Remolacha y Lombarda. El enemigo silencioso.

Los indicios raciones de la criminalidad de estas delicias culinarias son latentes:

1. ¿Alguien ha visto alguna remolacha o alguna lombarda íntegra, en todo su esplendor?. No. La respuesta es no, porque estos 2 brebajes siempre actúan de manera sibilina. Con premeditación, alevosía y ensañamiento. Siempre troceados o fraccionados, jamás dan da cara. Se esconden entre otros alimentos, esperando su momento para ser engullidos. Son cobardes.

2. ¿Alguien (no aquejado de algún tipo de patología psicosomática) ha pedido alguna vez en algún sitio que le sirvan una lombarda, o una remolacha?. No. Nadie. Solo un ruso de vodka hasta las trancas pediría una sopa de remolacha, y únicamente para equilibrar los efectos del delirium tremens. Nos encontramos con la puta lombarda y su alter ego remolacha sin haberlos pedido, sin esperarlos. A traición.

(Y 3). He dejado de comer Kebab. Y jamás compro esas bolsas de hierbajos que venden en los grandes almacenes como ensaladas de última generación. Y la razón es la misma: Hay elementos dispersos e indefinidos que puedo atreverme a asegurar tienen algo que ver con nuestras 2 protagonistas. En el caso de las ensaladas (rúcula, canónigos, batavia. brotes de soja y demás forraje), hay unas en particular de color violeta que tiran para atrás. No se qué son (nadie lo sabe, siempre atacan por la espalda), pero algo tienen que ver con la remolacha, la lombarda o algún tipo indeterminado de col venenosa.



El caso del kebab es el peor. El origen de mi odio sincero e infinito. Yo comía kebabs, la idea de atiborrarme a cordero o pollo de manera desordenada me seducía. Cebolla, tomate, crema agria o queso de cabra eran acompañantes aceptables, casi acertados...

...Y apareció la puta lombarda de los cojones, con su textura crujiente y subversiva. Qué asco. Una especie de fingers de lechuga pasada de fecha cortada en juliana para joder el invento. Y el color que deja en el pan de pita, entre rosáceo y violeta, para dar más dramatismo. Impregnando sus miserias en la carne, en el pan, en el tomate y en todas partes. Y si te cuelan el kebab con la lombarda ni se te ocurra tratar de apartarla y comerte el resto, porque este veneno ya se ha inoculado de manera irreversible, y a cada bocado te encuentras el lila de las narices.

Hay que desterrar esta cicuta vegetal de la dieta. De los cogollos de lechuga, la berenjena y la zanahoria cocida hablamos otro día, que tambien tienen lo suyo. De momento ahí queda un abominable homenaje a la lombarda y la remolacha.

Friday, July 16, 2010

Wednesday, July 14, 2010

Perfiles (V). La cargante figura del bufón

No es posible un acercamiento completo a este atlas de geografía humana sin hacer referencia al crispador por antonomasia. Al tipo más irritante que puebla nuestras calles. Un sujeto capaz de enervar a un Walt Dysney criogenizado, a las cenizas de Saramago, al fémur de Hernán Cortés.

Solo un estoico confeso y un buenazo (figura que analizaremos en su momento, no se lo pierdan de vista) son capaces de soportar a este individuo sin ser invadidos por un creciente sentimiento de ira.

El bufón es un gracioso, claro. Un punto de partida liviano. El problema (la conversión macabra, siendo precisos) es que con unos matices tan divergentes al concepto originario que lo difumina. Más que eso, lo aniquila. El bufón es un gracioso permanente. Universal. Mientras el gracioso siembra chispa de manera selectiva, el bufón es una taladradora de memeces. Un martillo pilón de bobadas y sinsentidos que, como veremos, roza la mala educación.

A nuestro personaje no le interesan las conversaciones en las que participa. Le resbala cualquier cosa, salvo su propósito. Y no es otro que poder meter el hocico con una gracieta que le distinga del resto. Un comentario histriónico, una rima, una risotada a destiempo, una burla soez (dirigida normalmente a los más débiles, que nuestro bufón es generalmente un cobarde), un desprecio. Se alimenta de sus bobadas. Vive por y para un público que, curioso al principio ante semejante individuo, acaba de él hasta las mismísimas narices.

Nuestro bar de copas. El hijodeputa, el imbécil, el gracioso (ya sea en su vertiente de tipo con chispa sin pretensiones, ya sea un proyecto de bufón) y el mediocre (que ha llegado tarde y sin hacer ruido, qué os voy a contar) andan ya echando el trasto al grupo de tías de rigor. Cada uno con su estilo y su propósito (saciar el ego, echar el polvo de rigor, un flirteo que haga la noche llevadera, o conseguir que alguna de ellas se acuerde de su nombre al día siguiente). Y llega nuestro hombre. Su primera frase le delata, "hostia, Germán, cada día estás más feo, te vamos a tener que pagar un tratamiento de belleza" (dirigida al mediocre, que como buen mediocre se llama Germán). "Venga, Carlos, a qué esperas para presentarme a estas bellezas, que parece que estáis muertos" (Carlos es el hijodeputa, claro). "Venga, hostia, bebed más rápido que se os derrite el hielo, maricones. Sois más cansinos que mi abuela, que me tiene hasta la polla de sus historietas".

El triunfo del bufón no es ligar, ni follar, ni parecido. Es soltar en tiempo récord su batería de chistecitos, sin importarle el efecto que causan en el interlocutor. Es un autodidacta, y su ego se alimenta de su verborrea y su impostada comicidad.

No olvidemos su tendencia a lo procaz. Es un fanático del piropo fácil. "Elé, esa rubiaza qué caderas tiene. Y del culito no digo ná que estás casá". Y así a todas las de su entorno. "No me digas nada que me ruborizo", dice la rubita. "Calla mujer, no seas estrecha, que sois todas iguales".

Un prenda de cuidado este bufón. Pesadísimo. Estomagante como nadie. Cargante, muy cargante. La cargante figura del bufón.

Friday, July 09, 2010

Thursday, July 08, 2010

Perfiles (IV). La patética figura del frustrado ciclotímico

Hoy hablaremos de un colectivo menor. Muy menor. Menor en número e intensidad (mediocre, imbécil e hijodeputa son un género que abarca a un fabuloso elenco de sujetos, ya saben).

Pero, sobre todo, menor en autoestima, orgullo y dignidad. El acomplejado vitalicio, el Don Nadie de la Mancha. Un feroz envidioso, un nostálgico de nada. Un reflejo grotesco y miserable.

Es una mezcla de caracteres con peculiaridades que lo distinguen y lo convierten en un tipo único.

El frustrado ciclotímico es un imbécil, sí. Pero con matices. No es físicamente aceptable (nuestro protagonista es feo, y lo sabe). Y colecciona una fenomenal gama de rechazos que le han ido forjando un carácter huraño, patético y resentido. A los 15 añitos, “no llaméis al tío ese, que nos da vergüenza que nos vean con él”. A los 25, “qué poca gracia, y además es un sobón y un palizas”. A los 35, babeando como él solo sabe, “siempre le queda el recurso de internet, le salvan las nuevas tecnologías”. Y no babea por un polvo, no. A los 35 ya es consciente de que su éxito se alcanza con una mirada neutra, sin desprecio. Es suficiente para nuestro personaje. Los 45, 50, 55….ya ha alcanzado el sublime patetismo.

Tampoco es un hijodeputa. No en esencia. Es un individualista, sí. Pero forzado. Arrinconado en su esquina. Un marginal de carrera (que, como veremos, es su mayor formación académica). Aspira a hijodeputa, claro. Y se queda en putativo. Quiero y no puedo.

Y tiene algo de mediocre, verbigracia. Es inseguro e irrelevante. Carece de la natural y tibia humildad del mediocre, y eso le distingue. Nuestro frustrado es víctima de sus complejos. Los humaniza y se siento ultrajado por ellos, humillado. Se siente perseguido. Hasta un día le pareció que unos turistas húngaros le sonreían con desdén y mofa al preguntarle por una calle.

Limitado en esencia, el frustrado ciclotímico es malo. Muy malo. Y peor sería si no fuera un tullido de las emociones. Un adlátere de la catástrofe. Estamos en un centro de trabajo. Nuestro protagonista, sin apenas formación ni experiencia de vida, ha alcanzado un cargo de cierta relevancia. Ya es jefecillo, claro, que en España el tontolasnarices tiene madera de ministro. Ordena con inseguridad quebrada. Grita y se enerva sin reparos. Sin motivo. “Estoy hasta los cojones, joder. El jefe soy yo”. No repara en ridiculizar al compañero, si se siente cuestionado. En gritar y amenazar si alguien aporta un punto de vista que él, claro, no había contemplado. Y sus formas bruscas y miserables se hacen aún más escandalosas si le cuestiona un hombre (el frustrado ciclotímico es hombre, su alter ego es la sibilina acomplejada). Y si el hombre es más joven (y más guapo, más listo y más todo, lo que no es noticia) y le cuestiona delante de alguna mujer, su feroz pataleta se convierte en odio. Un odio visceral, desde las entrañas. Un odio envidioso que convierte a nuestro hombre en infraser.

Las mujeres de su entorno se debaten entre un respetuoso desprecio, una sincera lástima y la condescendencia femenina hacia los lisiados. Con ellas trata de ser encantador. Las piropea, con la poca clase del lisiado. Las considera superiores, etéreas. Es lo que tiene follar poco, se idealiza a la mujer y se habla de sexo de manera compulsiva. Lejos de la chispa del piropeador profesional (un tipo peculiar, sin duda, y eficaz en su objetivo), nuestro frustrado ciclotímico es burdo. Irreverente. Una versión masculina y aumentada de la mal follá. O de la ná follá.

Una figura infame. Un Dachau de las emociones, un Auschwitz de la estética. Un personaje a esquivar.