Payasa délfica

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El enigma de la incertidumbre

Wednesday, June 15, 2005

Perfiles (II). La inquietante figura del imbécil

Tras el análisis del mediocre, figura esencial, hoy hablaremos de otra figura perenne que puebla el solar patrio.
Y no tan patrio. El imbécil. Este individuo no es tan frecuente de encontrar como parece. Y desde luego no se acerca ni por asomo al índice de mediocres. No podemos hablar de rara avis, pero no son tantos aquellos que pueden presumir de ser imbéciles. Sí. Presumir. Porque el imbécil es consciente de que lo es. Alardea de ser imbécil, y trata de mantener su status a toda costa. No escatima esfuerzos en demostrar al mundo que se ha ganado su condición con esfuerzo y constancia, y se siente ofendido cuando le llaman idiota (porque el idiota se asemeja más al necio, y el imbécil nunca soportaría que le encuadraran en esa categoría). Veamos. 2 de la mañana. Bar de copas. Grupito de 3 (tíos, porque para las tias existe un equivalente, la perra, que suena más despectivo pero es en esencia lo mismo). Los 3 pegados a la barra. El imbécil vuelto hacia el personal, porque le gusta controlar lo que ocurre a su alrededor. Otea el horizonte, mezcla de suficiencia e inseguridad (sí, señores, el imbécil tiene un casi imperceptible complejo de inferioridad que le obliga a tratar de controlar lo que pasa a su alrededor. Tiene fijación con aparentar seguridad y le hace estar en constante estado de vigilancia por si alguien osa reirse de él, o hacer un chistecito que él asume como ofensa). Hablamos de un sujeto físicamente aceptable. Incluso más que aceptable, guapete. En el caso de ser feo, no estaríamos ante un imbécil feo, sino ante un desarraigado. No sería un imbécil, sino un hijodeputa, un necio o un mediocre que se rodea de un halo de imbecilidad para ocultar sus frustraciones. Sigamos con el ejemplo. El segundo de los amigos, un hijodeputa, se acerca a una tipa. Sus motivos, claro, no son tanto comerle el morrillo como tratar de humillarla y mostrar su supremacía. (El hijodeputa es tramposo, y es difícil conocer los motivos que le mueven a comportarse de una manera u otra). El imbécil es más primario. No es un tipo inteligente, y eso le reconcome. Sabe que el hijodeputa es más listo, y para tratar de compensar esa flaqueza pone una sonrisilla ridícula que le haga más interesante de lo que realmente es. Se acerca al grupito que han montado la piba, el hijodeputa y dos amigas de la nenita. El sí pretende triunfar y follarse a alguna a toda costa, ya hemos dicho que es primario. Mientras el tercero de los amigos habla con la tercera de las amigas, una gordita con cara de ángel (el tercero es el gracioso, y aunque hay múltiples gradaciones en esta categoría, el gracioso pretende en esencia resultar divertido e ingenioso para su interlocutor, sin importarle mucho quien sea). Nuestro imbécil habla con la tía. De motos. Le encantan las motos. Sus papás le compraron una NSR de 125 muy jovencito (el imbécil suele ser de clase media - alta, y a estas alturas de la película ya tiene moto, coche y va por el tercer Home cinema). A la tía no le interesan mucho las motos, y el imbécil, que tiene poca paciencia y recursos limitados, generalmente cambia de objetivo. Se despide con suficiencia (ha fracasado, pero no es cuestión de quedar como un gañán), y se larga a por otra. (Mientras, el hijodeputa se ha estado descojonando en la jeta de la suya y se ha largado a por su Ballantines, y el gracioso le cuenta a la gordita que sabe imitar al Rey mejor que Manel Fuentes -pero que él no es monárquico, ojo, que sus amigos le han dicho que hay que meter algún comentario de este tipo para no parecer un bufón-. El imbécil es mentirosillo. No suele mojarse en las movidas (es cobarde, sí, sobre todo por el miedo a que le salpique y de rebote se convierta en objeto de las burlas, hemos dicho que era inseguro en esencia). No suele saber de nada en particular (aparte de las motos, pero nunca será un buen piloto y mecánico se le queda corto). Le gusta hablar de fútbol, pero no tiene putísima idea de quién es Robben. De música, pero cree que U2 son americanos. De ordenadores, pero asegura que un Lap Top es una vuelta alta. Y de inglés, porque estuvo en Irlanda a los 14, pero si le pregunta qué hace en verano dice que I like go to beach (pronunciando beach como putta, claro, que la tierra tira). Se podría decir incluso que es un mediocre venido a más. Con más recursos (un físico aceptable y algo más espabilado, procaz y ambicioso), pero con esa inseguridad permanente que le corroe. Por eso corre el riesgo de mediocrizarse, si sus complejos le vencen, o de radicalizarse y alcanzar la categoría de hijodeputa, llegado el caso. Por eso no es tan fácil ser un imbécil en esencia. Por eso hay que valorar esta figura.

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