Payasa délfica

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El enigma de la incertidumbre

Tuesday, August 03, 2010

Botelleo, Teoría de la Afinidad y Morfología Química

Definir la amistad, o proclamar si se tienen 3 amigos íntimos (o 10, o 34 y 2 en trámite) es una estupidez. Y una pérdida de tiempo. Cualquiera que afirme de manera categórica el genéro y número de sus amigos miente, y además se convierte indefectiblemente en un sujeto del que sospechar.

La amistad, como el amor, son elementos difusos, inciertos e incalificables (al menos de manera objetiva). Son emociones, pulsiones. Y, por tanto, susceptibles de interpretación, discusión y manipulación.

Al margen del amor (del que hablaremos en otra ocasión), hoy toca hablar de la amistad. Un concepto que no me convence (por inmutable), y que prefiero sustituir por 2 palabras que me gustan más (por contingentes), y que me sirven mejor para desarrollar la idea:

Afinidad y química. Y la deliciosa implicación del botelleo (no botellón, puag!) en este proceso de generación (casi) espontánea.

Existen diferentes criterios para convertir a un particular en amigo (o, utilizando nuestra terminología, para que exista suficiente sintonía entre 2 personas a través de la afinidad y la química):

El criterio Temporal (te conozco hace 15 años y sigo teniendo relación contigo, ergo somos amigos).
El criterio Espacial (siempre hemos ido juntos a clase - Instituto y Universidad -, ergo somos amigos).
El criterio FIFA (somos hinchas del Atleti y jugamos al futbito en el mismo equipo, ergo somos amigos).
El criterio Speed (hemos vivido juntos una situación límite y la hemos superado, ergo somos amigos).
El criterio Nerd (somos estudiantes Cum Laude y lo único que nos preocupa son los teoremas y la formulación inorgánica, ergo somos amigos)
El criterio Patito Feo (hemos sido objeto de las burlas y desprecios de los demás, ergo hacemos piña y somos amigos).
El criterio Semen Up (nos hemos cepillado a la misma tía, ergo se ha creado un vínculo cósmico solo entendible por el género masculino y somos amigos).

Cada uno aplica su criterio a la hora de escoger sus compañías. Les explico uno infalible, muy sencillo en teoría y de una exigencia y dificultad leonina en la práctica:

Aguantar 3 horas de botelleo con la misma persona sin aburrise, o sin que llegue un momento en que uno piense "Hostia, ya no se qué más decir, qué silencio tan incómodo, a ver si apuramos la copa y nos vamos, que la charla no da para más".

Es importante tener en cuenta que esto solo es aplicable a 2 personas (la compañía debe ser únicamente de una persona, dado que, de ser varias, se podría alternar de compañero y difuminar la idea), y que el botelleo (sobre todo a partir de los 30, que el Síndrome de Peter Pan es estupendísimo pero muy poco práctico en sociedad) puede ser sustituido por unas cañitas infinitas en cualquier garito, siempre que factores externos no desajusten la esencia de la dupla).

Es imposible (política de hechos constatados) mantener un mano a mano etílico-espirituoso de tres horas con la misma persona si no hay química. Es necesario un verbo ágil, fluido. Una predisposición al debate y la discusión. Una chispa natural. Una comunión interpersonal que va más allá de lo explicable. Unos temas comunes de interés, y una forma similar de ver la vida (que no las cosas de la vida, en lo que se puede y se debe discrepar).

Si alguien aguanta 3 horas de esta manera, y termina con la sensación de querer repetir experiencia cualquier día (mejor fin de semana), hay afinidad. Hay química. Y, por lo tanto, se ha creado un vínculo entre las dos personas que debe interesar más que el propio concepto de amigo, o de amistad.

El botelleo (o las cañas) como medio infalible para calibrar la (inter)relación entre dos almas. Sencillamente perfecto.



Epílogo.

* La química o afinidad es aplicable tanto a personas que uno conoce hace años como a personas que uno conoce hace 5 minutos. A diferencia de la amistad (que por naturaleza requiere de tiempo y, lo que es más peligroso, de un compromiso de permanencia), la afinidad y la química son conceptos flexibles y manejables.

* La teoría es aplicable tanto a hombre - hombre como a hombre - mujer, con la salvedad de que en el segundo de los casos acabará casi con toda seguridad en sexo (en función de la cantidad de alcohol ingerida en esas tres horas podríamos tener ciertas dificultades, por lo que se recomienda un consumo moderado).

* Es muy difícil encontrar personas con las que se cumpla esta teoría, por lo que en caso de derrota no se debe sentir frustración. Hay muchas personas con las que se puede tener una buena relación sin que exista esta química.

3 comments:

Samuel Pérez Sola said...

propongo apadrinar la palabra "botelleo" (mucho mejor que botellón, dónde va a parar) en páginas como la siguiente:

http://es.wikipedia.org/wiki/Usuario:MILO/Proyecto_Apadrina_una_palabra

y, ya de paso los términos "picoesquina", "leja", "chispao"...

Anonymous said...

Yo he entendido que no es lo mismo botelleo que botellón, ¿o he entendido mal?

Pablo Njegoseva said...

Sí, como aplicación práctica son la misma cosa. La salvedad es que botelleo es una palabra con más encanto, no? (botellón evoca una botella grande, sin más, y botelleo representa una reunión de colegas/compañeros/conocidos con un JB como cooperador necesario)